miércoles, 25 de octubre de 2006

SOBRE VIVIR EN LA ESPERANZA Y CHORRADAS DE ESE TIPO


Sí, sí señor… se puede vivir en la esperanza continua de lo que uno quiere que pase pero sabe que no va a pasar… venga! Seamos sinceros, no “sabemos” que no va a pasar, creemos que no va a pasar, intuimos que puede que no pase… pero ahí está la esperanza! Mujer valiente donde las haya, sacándonos de todos los pozos, cargándonos de alegría en el porvenir… aunque claro, valiente es, pero le meten unos meneos que no os podéis imaginar. Anda por el suelo todo el día, todo el santo día. Lo mejor para conservarla es tenerla guardada, oculta, metida en lo más profundo de tu bolsillo, ahí, junto a la pelusilla. Por que como quieras sacarla y transformarla, aunque solo sea un poquito, en realidad la cosa se desmorona.

Y es que resulta hasta poético cerrar los ojos y tirar para adelante viendo solo aquello que queremos, negando la realidad. Esa realidad que no siempre proviene de esperanzas, que muchas veces surge, viene, acontece, aparece, explota, revienta… y entonces que…¿giramos la cabeza?¿O la afrontamos? Puf! pues no es difícil ni nada afrontar ciertas cosas. Pero la realidad tiene un compañero cruel, el tiempo. Es cruel, por que hace que te comas la realidad en pequeñas dosis… con paciencia. No, él no te la pone delante de golpe, que va! Le gusta más ir poco a poco, para que tengas que ir tragándote espinas todos los días, para que la esperanza se recupere, y quiera volver a salir de tu bolsillo, para matarla de nuevo.

Pero sabes, es imposible no esperar… a mi me resulta imposible. Esto es el bucle de la vida, subes, subes, subes… ves todo desde arriba y a bajar, con calma, despacito, hasta comerte el suelo con los dientes.

lunes, 23 de octubre de 2006

Escrito sin sentido... ni te pares a leerlo... no merece la pena... yo no lo he hecho.

Alguna vez has sentido que con solo abrir la boca haces daño a todo el mundo? Te has sentido alguna vez dañina por todos lados. No sólo desmoronando toda tu vida, sino desmoronando con ella la de los demás, dañando, preocupando, inquietando… Y todo por puro egoísmo, preferiría haberme quedado callada, y de repente ZAS! Soltarlo todo, y que entonces pensaran todo lo mal que quisieran sobre mi, que ya me daría igual, que ya todo me daría igual. Pero esto, así, te va minando, te va haciendo hundirte poco a poco, te va haciendo ver, como poco a poco te vas a ir quedando sin nada. Sin todo aquello que sueñas, sin todo lo que has construido, quizá en tu cabeza, pero te ayudaba a vivir. Ahora ya, no te queda nada… nada, te quedas vacía, sin esperanzas de ningún tipo, estás, por que hay que estar, pero de lo que tienes ganas es de desaparecer, de desintegrarte para siempre, de dejar de hacer daño a todos.

Llevarlo sola es difícil, pero menos doloroso. Ya no volveré a cometer este error, nunca más, jamás volveré a contar algo así. Es más, no pienso hablar más del tema con nadie, de aquí en adelante me lo comeré yo sola, por que de nada sirve contarlo. Y además creo que seré capaz de llevarlo sola, y si no es así, será así. Y no me preguntes, nunca más me preguntes, no voy a contarte nada, no pienso abrir la boca. Me esfumaré, desapareceré, por que es justo de lo que tengo ganas, de desaparecer para todos.

Y se mantiene esa llamita, aun la veo. Esa que cada vez que la enciendo vienes a soplar encima y apagarla. Y me cuesta mucho encenderla ¿sabes? Me cuesta cada vez que tengo que encenderla, para verla al momento apagada de nuevo… pero esa maldita o bendita llama no deja de avivarse… supongo que aun no veo la realidad tal y como es, supongo que todos somos débiles y nos gusta mantener alguna esperanza, por que cuesta mucho cerrarlo todo, dar el portazo, dejarlo todo a oscuras, es muy duro. Empezar de cero… la mirada aun busca desesperadamente algún resquicio de luz, que te haga mantener la esperanza de que puedes conseguir eso que tanto ansias… pero no, que va!, alguien coge y te da otro portazo. Ya no te queda nada…

Y llegado este punto… ¿que puede consolarte? ¿Existe algo que pueda consolarte? El tiempo lo cura todo, y una mierda, el tiempo no cura nada, el tiempo que pasa lo vives con todo a tus espaldas, ni una de las heridas que tengo hechas se ha curado. Que sonría cuando me escuecen no quiere decir que estén curadas, duelen, siguen doliendo y lo seguirán haciendo. Para siempre.

No preguntes, ni se te ocurra, a ver si te vas a llevar una mala contestación. Ahora mejor que nunca viene al pelo:

“Entrad, leed y olvidad, no merece la pena recordar nada de lo escrito”

lunes, 16 de octubre de 2006

NEGRO

Creo que nunca me había visto tan perdida como ahora. Tan perdida y tan poco preocupada por casi todo lo que me rodea. Con ganas de desaparecer, de esfumarme de romper con todo, de no tener que aguantar a nada ni a nadie. No tener que rodearme de gente que me hace daño, no tener que escuchar lo que escucho, de sonreír cuando no tengo ganas, de mentir a todo el mundo. Me estoy engañando y estoy engañando a todos. Ya no encuentro refugio ni en mi misma, huyo hasta de mi misma. Antes todo se volvía negro, pero era por un momento, lo sabía, tenía la certeza de que pronto volvería el color. De repente todo volvía a su ser, y la vida tenía sentido. Ahora, cada vez todo tiene menos sentido, cada vez las cosas están más liadas, cada vez todo se va volviendo más negro y encuentro menos cosas por las que seguir adelante. ¿Y puede ser posible que nadie se de cuenta de esto? Joder! Lo debo estar haciendo de puta madre.

domingo, 15 de octubre de 2006

CORRER




Cada vez me gusta más conducir. Y lo que me gusta de conducir es la sensación de control, de poder, de correr. El riesgo que se corre, el girar rápidamente, el hacer un pase al de al lado y dejarle atrás. Ver el carril vació y lanzarme a él, para pasarlos a todos, para dejarlos tirados. Meter primera, cambiar rápidamente a segunda y de ahí a tercera para poder pisar a tope y sentir la velocidad. Lástima que siempre tengas que mirar la velocidad y reducir. Antes me costaba cambiar de carril, ahora, en cuanto veo el más mínimo hueco meto el morro. Y si me gano una pitada me da igual.

En función de cómo me sienta, me gusta conducir por una nacional al atardecer tranquilamente, velozmente pero con tranquilidad. O meterme en una autovía, con algo de tráfico, pero no mucho, lo justo para andar jugando de carril a carril, para adelantar a alguien y que ese alguien te adelante, para volver a adelantarle tú, por que va un pelín más despacio que tú. O meterte en Madrid, en medio de todo el tráfico, y sentirte ágil, cambiando de carril, saltándote discos en rojo, girando donde no se puede, haciéndole la pirula al de al lado.

Pero cada vez me gusta más conducir, y cada vez soy menos consciente de lo que hago cuando conduzco.

lunes, 9 de octubre de 2006

LA OSCURIDAD

Desnuda sobre la cama se siente protegida por la oscuridad. Se siente solo curvas, una silueta que las luces y las sombras dibujan. Está segura de mirar. Y mira en silencio, arropada por los sonidos de la sábana al moverse. Cualquier gesto habla. Cada mínimo movimiento se hace enorme en el silencio, y provoca una reacción. Cada respiración te cuenta los latidos del corazón. La calma, la quietud, llenan de tranquilidad la habitación. Se gira. Se para. La tranquilidad se va esfumando, para dejar paso al deseo. Un deseo ardiente pero tranquilo. Movimientos lentos en la noche, cuéntamelo, pero despacio, que quiero pensarlo, quiero escucharlo, quiero oír cada crujido de la sábana, sentir en mi piel tu corazón que me habla con tus besos. Cuéntamelo. Háblame en la oscuridad y mírame en el silencio.

viernes, 6 de octubre de 2006

ASUSTANDO

A veces hay gente que te sorprende, gratamente claro. Oye! Que pones un “mierda” en un mensaje y resulta que sirve de algo, que la gente se preocupa. Pero al preocuparse ellos y al intentar contar tú, sin contar, por que así andamos en un “siesnoes”, pues te das cuenta del donde andas metida. Un pequeño agobio, una mala racha, “ya verás como pasa”. Que se agradece eh! No te voy a decir lo contrario, pero es que no es eso, y lo que es es mío. Que están, ya, ahora están, pero sé que no estarán, que se esfumarán. Aun así, es grato saber que andan asustados.

jueves, 5 de octubre de 2006

QUIEN

¿Quien sostiene la vida? ¿Quién sostiene mi vida? ¿Quién mueve los hilos? ¿Quién consigue mantenerme en pie? ¿Quién conoce todos los hilos que sostengo? ¿Quién tiene poder para cortarlos? ¿Quién los amarrará conmigo? ¿Quién dará sentido a mis anhelos? ¿Quién me ayudará a no caer? ¿Cuándo me sentiré incapaz de tirar de ellos, y se irán soltando, cayendo y yo con ellos? ¿Quién me querrá siempre, a pesar de todo? ¿Quién estará siempre conmigo? ¿Quién no me abandonará? ¿En quien terminarán clavados todos estos puñales que voy guardando? ¿Quién se da realmente cuenta de lo que me pasa? ¿Quién es capaz de leer en mis ojos? ¿En quien puedo confiar? ¿A quien puedo gritar? ¿Con quien puedo llorar hasta reventar? ¿Quién tiene la solución? ¿Cuánto tiempo así? ¿Quién lo romperá todo? ¿Quién vendrá a decirme “que tal va todo” sabiendo lo que pregunta? ¿Quién conseguirá encaminar esto? ¿Cuánto peso seré capaz de soportar? ¿Cuánta mentira? ¿Cuánta hipocresía? ¿Cuánta duda?

lunes, 2 de octubre de 2006

FUTURA COSTUMBRE

Es una mala costumbre. Bueno, aun no se ha convertido en una costumbre, pero como todos los vicios, gusta, y cada vez se está convirtiendo en algo más normal, algo más habitual, algo que apetece. La cabeza a punto de estallar, ganas de no pensar en nada, y a darle. Total, para estar tirada sin hacer nada. Y por que se ha acabado, por que no quedaba más, sino hubiera seguido.

Y seguiré, no tengo ganas de pensar. Resulta duro bajar y subir constantemente, en minutos, en segundos. Resulta difícil cambiar el gesto, aparentar, hacer como que… con lo bien que se está sola, sin nadie, sin tener que dar explicaciones, sin preocuparte por si hay que ir al dentista, por si ha llegado la propaganda de la revista, por si los vecinos quieres cambiar los radiadores, o por que cojones hay que hacer de cena.

No estoy para eso. Lo terrenal me cansa, me aburre, me aburre muchísimo. Bajar de nuevo y poner los pies en la tierra y ver todo lo que me rodea, no quiero, prefiero seguir embriagada, borracha… haciendo locuras absurdas, sintiéndome idiota, sintiéndome ajena a lo que tengo. Realmente me siento ajena a todo, queriendo aclarar algo, cuando la verdad es que soy un desastre para conseguir tener nada claro.

Quiero derrumbarme llorar, gritar, patalear, salir de aquí, para… ¿para que? Pues no lo sé, no tengo ni idea, ni la menor idea… no sé nada, ahora mismo no sé nada, por eso, justamente por eso, me voy a ir a la nevera a por una cerveza.