lunes, 28 de noviembre de 2011

Lo que la naturaleza no da, Salamanca no procura.

He vuelto a recorrer sus calles, a sentir su frío, y a ver sus semáforos, con ese gracioso muñequito andando.

Y de cada esquina tenía un recuerdo y gestaba otro. A cada paso recordaba e intentaba olvidar, afianzaba cariño, mataba fantasmas, quemaba hogueras y avivaba ascuas.

Cómo pasear por allí sin sentir, como no relajarme y saber donde estoy. Como no pasar cerrando los ojos para no dañarlos.

Hacía tiempo que no me sentía así, mucho tiempo, hacía tiempo que no me acariciaban así, hacía tiempo que no me miraban así. Así me miraron hace años en esta misma ciudad.

Mira que eres bonita, Salamanca, mira que me has traído cosas buenas.