lunes, 5 de marzo de 2007

Me levanto inquieta. Me pasa siempre. Siempre que es el momento de verlo me pasa. Mantengo una indiferencia fingida, aparento que todo es normal, que todo va bien. Nada va bien. Cada vez me doy más cuenta de que de aquí en adelante, en mi vida nada ira bien. Pero me gusta, no me importa. Hoy la desazón la causa su presencia o más bien su ausencia. Y mañana quizá seas tú el que la cause, o quizá nada causará escozor y andaré muerta por dentro. Hasta que algo de nuevo me sorprenda, me haga mirarlo detenidamente, recorra mi piel y me haga estremecer, sentirme viva. ¿Me equivoco?, ¿creer que estoy cometiendo un error? No, no lo estoy cometiendo, las niñas caprichosas somos así, las hay locas que quieren chupar todos los caramelos, y las hay que dejan volar su mente, imaginando sabores y sinsabores… ninguna es feliz, ninguna lo será nunca, pero necesitan sentirse vivas. Me gusta levantarme inquieta, me gusta que algo recorra mi cuerpo desde mi cuello hasta mi pubis, queriendo salir, queriendo abrazar, queriendo dar, y mantenerlo dentro… inquietando.






NIÑA CAPRICHOSA

"No es una opción personas, nací así, siendo caprichosa. No puedo hacer nada para evitarlo, cargo con ello. Pero un gran paso en esta situación es saberlo. Y yo lo sé. Sé que me encapricho, de todo, de todos… de ti. Sí, ahora te ha tocado a ti. Ahora eres tú. ¿Hasta cuando? Pues no lo sé, eso tampoco puedo controlarlo. Pero ahora eres tú el que me hace levantarme cada mañana. Eres tú el que tiene “ese poder”. Tus palabras son tu poder, tus acciones, tus miradas. Y lo mejor es que de momento no lo sabes. Así es mucho más divertido el juego.

El juego, un juego en el que sé que siempre pierdo. Sé que nada gano con esto, que de todas las papeletas solo una gana, y si me tocará la rompería. Caprichosa y sin valor, por que el capricho obtenido es el caramelo que se termina. Tú juegas sin saberlo y yo lo hago para perder. Aun así vuelvo a tirar los dados, me vuelvo a ilusionar cada vez que los veo rodar por la mesa. Y que puedo hacer, si yo no lo elegí.

Me ahoga esta situación. Las ganas me pueden, la desesperación me invade, tengo que conseguir lo que quiero, tengo que verte otra vez, tengo que volver a imaginarme en tus brazos, deshaciéndome en tus labios. Tengo que volver a ver los fotogramas de una noche junto a ti.

Es mi capricho, es mi vida, déjame vivirla como quiera, por que soy así, siento así. Déjame dañarme en silencio. Deja que me desespere pensando en lo que nunca tendré, en aquello que podría conseguir, en aquello que obtengo y me desilusiona, en aquello que me hacía subir al cielo y ahora me deja indiferente. Deja que viva mi capricho, déjame vivirte hoy.

Claro que lo harás. Hoy lo harás tú, y mañana lo hará otro. Alguno terminará en el olvido, otro conseguirá llegar más lejos, tan lejos como yo quiera que llegue, y hasta el momento en el que aparezca un nuevo capricho. En ese momento te descartaré. Pero hasta ese momento todo lo que viva será real. Cada sentimiento será real, cada caricia imaginada o hecha será real, y no habrá engaño, solo caprichos que terminan por consumirse. Sentimientos que mueren, dejándome vacía, ansiosa por encontrar un nuevo capricho. Para poder dolerme, desesperarme, ilusionarme… jugar.

Jugar y perder."


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