jueves, 18 de mayo de 2006

OJOS TRISTES


"Se sintió desesperada, sintiendo que una oscura soledad iba invadiéndola por dentro, con zancadas que más se asemejaban a calientes dentelladas. Aquí y allí, arriba y abajo, por todas partes en realidad el barco hacía aguas, el síntoma inequívoco de que las dimensiones del problema escoraban mi mundo al completo. Poco a poco, sentía que todo, absolutamente todo se tornaba un dilema: ir hacia este lado o ir hacia este otro. Y en realidad, quería quedarse quieta, en silencio, callada. Cerrar los ojos y pensar que nadie la miraba. Pero todas las miradas se posaban sobre ella. No podía respirar. No podía respirar. Y sin embargo, respiraba. Sabía muchas cosas. Muchas. Pero tenía que seguir adelante. Sólo por todos los que aguardaban una respuesta, sólo por todos para quienes su vida era tan importante. Tenía que seguir ofreciendo sentido a aquello que ya no lo tenía. Tenía que seguir."

Autor desconocido
"La penumbra"

Y me quedo en el “No podía respirar”. No sé si tengo que seguir.

Esto me está superando con creces. Es demasiado. He conseguido bajar a lo más bajo, he conseguido no tener ganas de andar, sentirme débil, sentirme sin ganas de seguir. Solo con ganas de desaparecer. Quiero cambiarlo todo, quiero… en realidad, ni fuerzas tengo para querer. Solo para permanecer, por que no puedo huir, tendré que enfrentar esto, igual que he sido fuerte ante otras cosas. Pero ante esto no sé si podré.

Ojos tristes. Lleváis mucho tiempo así. Esos destellos que asomaban, que alegraban, que hacían mirarlos; van desapareciendo. Poco a poco todos los rincones llenos de alegría se van esfumando, para dejar sitio a la tristeza. Experiencia, que va dejando huella en ellos, que va apagando esas lucecitas que los hacía brillar. Ya no miras como antes, ya no retas al mirar, sabes que su magia se está perdiendo, que la vida va dejando sus puñales en ellos. Ojos hoy hinchados, llorosos… la señal de que un nuevo puñal se está clavando para siempre. Te miras al espejo y ya no te reconoces, esa mirada no es la tuya. Esta vida no es la que quieres. Los usas para mirar a tu alrededor, y darte cuenta de que lo que te rodea te supera. No tienes ni la confianza, ni la seguridad, ni las fuerzas para llevarlo todo a tus espaldas sola.

Que fácil es derrumbarlo todo cuando los cimientos son malos. Cuando el terreno no es firme, las casas se caen. Y que hacer si mis pies están asentados en terreno arenoso? Me balanceo, hacia un lado, hacia el otro… hasta caer Y ahora, al intentar levantarme, me estoy hundiendo.

No, desde luego esa mirada ya no volverá a se la de antes. Mírala y olvídala.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué se puede hacer para que esos ojos sonrían de nuevo? ¿Quieren hacerlo o prefieren regodearse en su tristeza?

Dudas...

Besos

Lhuna dijo...

Que hacer... creo que nada, lo llaman experiencia, los años vividos. La mirada limpia y feliz de la ignorancia y la inmadurez ya se fue.

A veces, a los muy canallas, les gusta regodearse. Pero hay personas que consiguen esa sonrisa.

;)

BSS