sábado, 27 de enero de 2007

Dudas a altas horas de la noche

Con que facilidad la tristeza puede invadirte. Así de repente, sin tener mucho sentido. Una hora tardía, una promesa no cumplida, una esperanza desmenuzada y todo se va hundiendo poco a poco. Y te repites a ti mismo que no tienes por que preocuparte. Te lo dices una y otra vez. Pero es que él se alejó de mí, y él no vino. Y eso a un alma debilucha como la mía afecta. El silencio será la respuesta seguramente a todos los acontecimientos, y el tiempo el que cure la heridita.

Por un lado la venganza intenta apoderarse de mi, cuando en realidad mucho tendría que pasar para igualar tremendas venganzas anticipadas. O igual no, igual hemos terminado en tablas, incluso he perdido. La ignorancia es la llave a la felicidad.

Por otro lado la duda sigue desconcertándome. La duda y el miedo a dañar. Ese maldito miedo a pasarme e incomodar. Y cuesta controlar o actuar no viendo reciprocidad. Sabiendo el suelo que ambos pisamos, pero sabiendo también que la mente es muy traicionera y muchas veces hace que andemos dando saltos, para despegarnos del todo de la tierra firme.

En fin, dejémoslo pasar una vez más. Una herida más. Si he conseguido tapar heridas mayores, con esta también podré. El único problema es que muchas de estas heridas no curan bien, la costra engaña, pero por dentro todo sigue en carne viva.

3 comentarios:

Horus dijo...

Un beso... que ojalá sea como bálsamo.

Anónimo dijo...

. . . . . .
Mmmmm...
. . .
. .
.

Lhuna dijo...

Muchas gracias Horus.


Busca un nombre, y ponme un "Mmmmm..." . O si lo prefieres sigue sin nombre (difícil no tener identidad, aunque la que tengas no te guste) y explícame el "Mmmmm..."