miércoles, 20 de junio de 2007

ESTABA LLORANDO

De repente giré la cabeza, no sé muy bien por que. Yo iba en el asiento del copiloto, ella conducía un buen coche de color oscuro. Estaba llorando. La visión duró un segundo, pero la vi que lloraba. No me vio mirarla. Me giré enseguida y continué la conversación que mantenía con el conductor de mi coche.

Y sin embargo se me quedó grabada la imagen. Por unos segundos seguí pensando en ello. Y no le di vueltas a que le podría estar pasando, no, sentí envidia. Envidia de poder ir sola al volante de un coche dejando caer las penas lágrima a lágrima, sin importar quien me mire, sin mirar más que adelante. Viendo el futuro que no quieres vivir. Llorar por cada una de las rabias que guardas, gritar hasta quedar afónica, sin que a nadie le importe. Dejando que gente como yo, te mire, se gire, y siga a lo suyo. Sin importarle nada que pueda pasarte, sin importarle si por dentro estás desagarrándote de dolor, de desesperación, de confusión, de inseguridad. Terminar respirando profundamente, después de haber soltado todo aquello que engancha tu estómago y estruja tu corazón. Ponerte la máscara de todos los días y salir del coche como la mujer fuerte que eres, la mujer comprensiva, segura de si misma. Dejar las zapatillas en el coche y ponerte esos finos tacones, para andar sobre el asfalto sorteando los socavones para no caer.

No hay comentarios: