martes, 18 de septiembre de 2007

"ZAPATOS DE LAS BODAS" VS CONVERSE

Hoy me he dado cuenta que tengo guardados los “zapatos de las bodas” en la caja de las Converse. Las Converse sin embargo están tiradas al pie de la cama.


Los “zapatos de las bodas” llevaban unos días junto a ellas, al pie de la cama. Cada vez que los veía pensaba que tenía que guardarlos, que se iban a llenar de polvo y a estropear. Y hoy, al irlos a guardar he encontrado la caja de las Converse… hasta me ha dado cosa meterlos ahí.

No es una cuestión de precio, ambos cuestan más o menos lo mismo. Es una cuestión de sentir. Sí, aunque parezca una tontería, no me siento igual con unos que con otros. No los aprecio igual, los quiero de formas distintas y para cosas distintas.

Hay veces que necesito “estar ahí”, pisar fuerte, sentirme en posesión de dos piernas que merecen ser miradas, de dos ojos amenazantes y retadores, blasfemos y capaces de aguantar cualquier mirada y cualquier embestida. Sentir que mis movimientos hacen parar el tiempo y sentir cabezas girando al compás de mis tacones. Me gusta bailar desde ahí arriba y dominarlos, aparentar que estoy acostumbrada a pisar firme con los “zapatos para bodas” puestos.

Y sin embargo, las Converse sacan toda la locura, la dulzura, la comodidad… para mi son eso. Me veo capaz de hacer cualquier cosa, de saltar, de bailar, de subir, bajar, girar, tirarme al suelo, sentarme en el respaldo del banco, pegarte un abrazo… un abrazo cariñoso, largo, fuerte, sintiéndome a gusto, muy a gusto. Me hacen acercarme como una niña a los demás, querer sentirles únicamente para notar su calor, como alguien que se envuelve en una manta para protegerse del frío. Busco la protección de sentirme yo misma, no tengo que aparentar, todos me conocen, miran mis pies y saben que así soy yo, que esas zapatillas horribles, hasta incómodas me muestran tal y como soy. A veces loca, a veces sensible y a veces, quizá las menos, cariñosa.

Por eso, me ha gustado guardar los zapatos en esa caja. Es como esconderme, guardar bajo la apariencia de niña, de esa niña que todos los días da la cara, la mujer que a escondidas y en pocas ocasiones sale, pero que si la miras a los ojos, está siempre desnuda.



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