viernes, 2 de junio de 2006

EL BAÑO

Se sentía cansada. Sus músculos y sus huesos pedían un descanso. Pero sobre todo era su mente la que necesitaba desconectar. Abrió el grifo del agua caliente, y la dejó correr. La bañera casi estaba llena. Cogió una goma para sujetarse el pelo, se quitó el vaquero, la camiseta y la ropa interior, e introdujo un pie en el agua. Estaba muy caliente, pero no le importaba, eso haría que sus músculos se relajaran. Poco a poco fue sumergiendo su cuerpo en el agua. El grifo seguía abierto y el agua cayendo hacía mucho ruido. Levantó la pierna para cerrarlo con el pie. Se hizo el silencio, solo el agua moviéndose mientras volvía a introducir la pierna en el agua lo rompía. Dedicó unos minutos, con los ojos cerrados, a disfrutar de la sensación de estar rodeada de esa lámina de agua, como si fuera una protección frente a todas las preocupaciones. Era un momento de calma, el mundo se para, solo disfrutar de la desnudez acariciada por el agua. Se secó las manos y cogió un libro. Mientras leía, jugaba a mover sus piernas. Un ligero movimiento creaba olas, ondas, que hacían que su pecho surgiera, sintiendo el frío al estar fuera del agua, para posteriormente verse cubierto por el agua, que juguetonamente se volvía a ir, dejándolo de nuevo al descubierto. Tiró de la goma que sujetaba su pelo, y lo dejó caer sobre sus hombros. Inclinando la cabeza hacia atrás lo sumergió todo en el agua. Permaneció así unos segundos, mirando el techo, sintiendo el peso del pelo mojado al levantar un poco la cabeza. Cerró los ojos e introdujo la cabeza entera en el agua. El agua empezaba a estar fría. Quitó el tapón, se levantó, abrió la ducha y dejó caer el agua fría sobre su cuerpo. Su piel se estremeció al notar el agua. Helada salió buscando su albornoz, con el que se tapó intentando entrar de nuevo en calor. Se puso el camisón sin preocuparse de que su pelo chorreaba agua, se sirvió un café y se sentó delante del ordenador a escribir.

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