viernes, 1 de septiembre de 2006

SOLEDAD


No le siento. Está a mi lado, sentado conmigo, casi rozándome y sin embargo me siento tan lejos. Me parece estar sentada en una austera silla de madera, en una esquina de una gran habitación blanca, y le veo a él al otro lado, en su sillón de cuero, sus ojos ciegos en la tele. Como puedes estar tan cerca de alguien y sentirle a la vez tan lejano. La cama resulta amplia, casi no le encuentro por las noches, y si te digo la verdad no tengo ganas de que me roce. El silencio cada vez se hace más abismal. Las palabras que un día nos juntaron hoy han llegado a separarnos, para finalmente dejarnos mudos. Es increíble como se puede llegar a vivir tu vida al lado de alguien extraño, alguien ausente. Asumes roles y obligaciones hacia alguien indiferente para ti. No lo odias, ya no puedes, has pasado del cariño, al amor, al deseo, la pasión, y todo eso ha terminado por desembocar en el odio, palabras altas, gritos, que poco a poco han llegado al desencanto, al abandono, a rendirse, a no querer luchar más, por que poco a poco todo aquello por lo que creías luchar se ha ido esfumando. Ya no queda nada, nada por lo que amarle, nada por lo que odiarle.

1 comentario:

Lhuna dijo...

No te asustes j.c., por que no hay motivos.

Solo son palabras escritas.