domingo, 15 de octubre de 2006

CORRER




Cada vez me gusta más conducir. Y lo que me gusta de conducir es la sensación de control, de poder, de correr. El riesgo que se corre, el girar rápidamente, el hacer un pase al de al lado y dejarle atrás. Ver el carril vació y lanzarme a él, para pasarlos a todos, para dejarlos tirados. Meter primera, cambiar rápidamente a segunda y de ahí a tercera para poder pisar a tope y sentir la velocidad. Lástima que siempre tengas que mirar la velocidad y reducir. Antes me costaba cambiar de carril, ahora, en cuanto veo el más mínimo hueco meto el morro. Y si me gano una pitada me da igual.

En función de cómo me sienta, me gusta conducir por una nacional al atardecer tranquilamente, velozmente pero con tranquilidad. O meterme en una autovía, con algo de tráfico, pero no mucho, lo justo para andar jugando de carril a carril, para adelantar a alguien y que ese alguien te adelante, para volver a adelantarle tú, por que va un pelín más despacio que tú. O meterte en Madrid, en medio de todo el tráfico, y sentirte ágil, cambiando de carril, saltándote discos en rojo, girando donde no se puede, haciéndole la pirula al de al lado.

Pero cada vez me gusta más conducir, y cada vez soy menos consciente de lo que hago cuando conduzco.

No hay comentarios: